Ya hemos pasado revista a los ingredientes de este viaje. Veamos ahora cuál es el destino de este largo viaje, que usualmente se extiende a lo largo de 40 años.
Para empezar, tu trabajo te habrá permitido pagar las facturas, la hipoteca, dar una educación a tus hijos. En definitiva, te habrá permitido desarrollar tu proyecto vital, sea cual fuere éste.
Lograrás estabilidad económica. Seguramente no te harás rico -los proyectos, lamentablemente, no dan para tanto-, pero no sufrirás si tienes que pagarle a tus hijo unos nuevos brackets o tienes que cambiar de coche.
Lograrás la satisfacción profesional del trabajo en grandes equipos (independientemente del tamaño del equipo) y en grandes proyectos (independientemente del tamaño del proyecto), pues son las personas las que dan grandeza a los equipos que conforman y los proyectos en los que intervienen.
Lograrás la satisfacción de haber ido mucho más allá del mero cumplimiento del deber cuando logres retos en los que lo apostaste todo. No hay nada más satisfactorio que acabar con éxito un proyecto complicado, sobre todo cuando pocos creían que fuera posible. Lograr hacer posible lo imposible (“make it happen” dicen los anglosajones) en un proyecto creo que es tan satisfactorio como entrar el primero a la meta en una disputada carrera.
Finalmente, lograrás tu realización como persona y como profesional. Habrás dado un propósito a tu vida.El objetivo final es lograr acabar tu vida profesional saliendo con dignidad de tu última empresa -pocos lo consiguen-, dejando un buen sabor de boca entre esas personas que te han acompañado en el viaje y que todavía tienen otras estaciones por las que pasar. Que, cuando te recuerden, digan de ti “Aquí expresa tu deseo”, creo que es lo más grande que puedes conseguir en el ámbito profesional. La frase que has puesto entre comillas es la que te definirá en estos cuarenta años de viaje. Trabaja por ella. Merece la pena.
