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Carrera Profesional. Séptimo episodio: qué puedes esperar de tu empresa (II)

La solvencia técnica y financiera, de la que hablábamos en el episodio anterior, se logran, además de con buenos equipos humanos y materiales, con procedimientos rigurosos. Algunos de ellos quedan encuadrados en los denominados SIG (Sistema Integrado de Gestión), que encuadran, típicamente, los referentes a control de calidad, gestión medioambiental y prevención de riesgos laborales. Pero éstos son los mínimos. Una empresa necesita procedimientos de recursos humanos, financieros, de facturación y cobro, de control de su proyectos -u operaciones-, de planificación, etc.

Precisamente el problema de algunas grandes corporaciones es que la cantidad de procedimientos puede convertirlas en Ministerios públicos, haciéndolas lentas en sus reacciones. Esto no es bueno, pero es igualmente malo la falta de procedimientos, que suma a la empresa en la anarquía. Si cada empleados hace las cosas como le parece, el caos está servido.

Aprende los procedimientos, especialmente aquellos que te afectan más. Forman parte de la cultura de empresa y te ayudarán el resto de tu vida. 

No quiero que se me escape un detalle relevante: los procedimientos están al servicio de las personas y no al revés. Los procedimientos están para ser cumplidos… y los jefes para saber cuándo pueden hacerse excepciones.

La empresa, la buena empresa, te aportará mucho más. Tendrás oportunidad de participar en grandes proyectos internacionales. Quizá algún día incluso los dirijas. Ello, por sí mismo, ya es suficiente argumento como para escoger en qué empresa trabajar. Los grandes proyectos involucran a grandes líderes, socios y proveedores de primera línea, clientes de primer nivel, contacto con otras culturas y otros idiomas, etc. Todo ello conformará la experiencia que irás incorporando a tu CV.

Ahora espero que entiendas por qué es más interesante trabajar en una firma internacional, integrado como un miembro más de un equipo en un gran proyecto, ganando 1.000 €/mes, que trabajar como Director General en una firma local que sólo trabaja como subcontratista en pequeños proyectos, aun cuando tu sueldo sea de 2.000 €/mes. En la primera podrás multiplicar por mucho tu sueldo actual con el tiempo, en la segunda no.

La buena empresa te permitirá asistir a los eventos técnicos del sector, que, a veces, son internacionales. Además, te animará a presentar papers y dar a conocer tu trabajo. Tanto la participación, como, especialmente, las aportaciones, pasarán a formar parte de tu CV.

La buena empresa reconocerá tu trabajo confiándote puestos de mayor responsabilidad. Algún día yo no acompañarás a tu jefe a hablar con el cliente: serás tú quien hable con él. Y, con el tiempo, será tu propio equipo quien te apoye a ti. Y, naturalmente, mayores responsabilidades deben ir acompañadas de mejor salario y, en general, mejores condiciones.

La tarjeta de visita que la empresa te da tiene un valor intrínseco incalculable. Al poco de entrar en mi primera empresa, FCC -por aquel entonces FOCSA-, me quedaba sorprendido cuando, al entregar mi humilde tarjeta como Jefe de Estructuras, quien la recibía lo hacía con respecto y, en muchas ocasiones, con algo de envidia. Yo, que era joven e inexperto, no entendía por aquel entonces la importancia del logo de mi empresa, por aquel entonces una de las más admiradas de España, estampado en la tarjeta. Después, cuando tuve la oportunidad de representar a otras empresas ante clientes que las desconocían, tuve la oportunidad de valorarlo adecuadamente. El logo de la buena empresa es el legado que muchos buenos profesionales, trabajando durante mucho tiempo, ponen en tus manos. No lo dilapides y añade tu propio legado.

Finalmente, la buena empresa te reconocerá como persona: no serás un número más. Quizá no entiendas el verdadero alcance de esta afirmación hasta que cambies de empresa. Cuando empiezas en una nueva empresa, repentimante  tomas conciencia de que no eres nada para nadie. Sólo el nuevo empleado. Incluso habrá alguien que te envidie, si ocupas un puesto ansiado por otros. Sin embargo, en tu actual empresa, y aun cuando no seas consciente de ellos, tu reputación y tu buen hacer te preceden. Si eres un buen empleado, tus mandos lo saben: saben que entregas tus proyecgtos con calidad y a tiempo; saben que tus clientes te aprecian; saben que gestionas con eficiencia tus proyectos, a los que sacas toda la rentabilidad posible; saben que no creas conflictos; sabes que apoyas a tu equipo; saben que eres leal y sabes guardar la debida confidencialidad, etc. ¿Te parece poco? Te aprecian.

Si tu actual empresa te da todo lo anterior, te felicito. Eres una persona afortunada.

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