Hablábamos el otro día de cómo se estructuran los costes en las empresas y de lo útil que es el empleo del coeficiente k, o cociente entre el precio de venta y el de coste.
Nuestro joven ingeniero me comunicaba que había conseguido una k=1,10, resultante de dividir un precio de venta de 110 entre un coste directo de 100.
Para facilitar la negociación, siempre he propuesto la utilización de la denominada kcrit, que es el valor mínimo del coeficiente a aplicar al coste directo para obtener un coste de venta sin beneficio. Un valor de k por encima de kcrit conseguirá beneficios. Y viceversa.
El cálculo de la kcrit es inmediato, sin más que sustituir (3) en (1) o (2), según corresponda y considerar que R=0.
Según el caso:
Fíjate que en el caso 1, que es el más frecuente, el impacto de k2 es mayor que en caso 2, a igualdad de valor de los coeficientes.
Veamos, para acabar, un ejemplo típico de proyecto de ingeniería.
Consideremos que los costes indirectos del proyecto de nuestro ingeniero novel son un 25% de los directos y que los de estructura son el 30% de los de producción. Esto es:
Si se tratara del CASO 2, tendríamos kcrit = 1 + 0,25 + 0,30 = 1,55.
Vemos cómo la aplicación del coste de estructura a la producción o al coste impacta mucho. Naturalmente, a igualdad de costes de estructura, en el CASO 1 el valor de k2 sería muy inferior al del CASO 2.
Conclusión: nuestro inexperto ingeniero ha hecho un magro negocio vendiendo un 10% por encima del coste directo. El precio mínimo a que debía haber vendido, para no perder dinero, era de 1,55 x 100 = 155.
Así que, si trabajas en una gran ingeniería, te conviene saber que, si pretendes ganar un 10%, tus precios de venta se tendrán que acercar al doble del coste directo.
Los coeficientes manejados son puramente referenciales, pero no muy alejados de la realidad. En el caso de la ingeniería, no hemos hablado de las horas no facturables, que son todas aquellas que dedican nuestros ingenieros (no olvidemos que ellos son el coste directo) en hacer labores no asignables a los proyectos: asistencia a eventos técnicos, formación, relaciones con clientes, realización de ofertas, etc.
En el caso de la construcción, el valor de los coeficientes dependerá mucho del volumen de la obra en cuestión y de la necesidad de un control más o menos intensivo y, por tanto, de un equipo de gestión más numeroso. Valores habituales de los coeficientes son del orden del 15% para los indirectos y del 10 % los de estructura, lo que conduce a valores de Kcrit del entorno a 1,25 – 1,30.
Sean cuales fueren los valores de unos u otros, es imprescindible su conocimiento, así como el valor del coste total antes de cada negociación. ¡No sea que tu jefe te acabe tirando el libro a la cabeza!
Fíjate lo útil que puede resultar el empleo de nuestro sufrido coeficiente k cuando queremos comparar soluciones con diferentes precios de coste directo y venta, si queremos optimizar la rentabilidad. Seguramente al promotor del proyecto le interese la solución con menor valor de venta (compra en su caso) P, pero al contratista le interesará la solución con mayor k (índice de rentabilidad) o mayor R (resultado). En la negociación difícilmente sabremos cuál va a ser el coste total CT, pero es inmediato el cálculo del coeficiente k.
Continúa leyendo en el siguiente episodio: “La paradoja de la k de paso”